FUNCIONES DE LOS BOSQUES:
CONTROL DE ENFERMEDADES Y EPIDEMIAS
Los bosques cumplen numerosas funciones como fijadores del suelo y del agua, también ejercen de barrera protectora y de filtro contra la contaminación y los gérmenes. Debemos entender, en primer lugar que un bosque es una ecosistema natural en el que predominan los árboles, y en el que coexisten numerosas especies de plantas, animales, líquenes, hongos, protozoos, bacterias, etc. que interaccionan entre sí. Además, algunas de estas especies pueden llevar asociadas uno o más parásitos y otros organismos patógenos.
En la naturaleza existen multitud de parásitos, convivimos íntimamente con ellos sin necesidad de desarrollar ninguna enfermedad infecciosa. La selección natural se encarga de descartar las cepas de los organismos altamente patógenos, ya que una vez eliminado el huésped también se elimina el propio patógeno. La aparición de nuevas enfermedades suele ser consecuencia de un rápido cambio social y medioambiental.
Hay numerosas enfermedades infecciosas relacionadas con animales que son vectores de virus, bacterias, protozoos y otros organismos patógenos. Algunos de ellos son la fiebre amarilla, el dengue, el ébola, el SIDA, la rabia, el SARS, el paludismo, la leishmaniasis, la enfermedad del sueño y actualmente el coronavirus denominado covid-19. Por ejemplo, hay estudios que consideran que el SIDA se originó en los bosques tropicales (Sharp et al., 2001).
Otro caso relativamente reciente es el conocido como enfermedad o mal de Lyme, inicialmente estudiado en el nordeste de los Estados Unidos, esta enfermedad se puede controlar a través de la ordenación forestal. El mal de Lyme se ha extendido a otros climas templados y es temido por los cazadores, ya que los cérvidos se acaban convirtiendo en huéspedes de las garrapatas, que en algunos casos actúan como vectores del patógeno.
Pero la causa de contagio no es tan sencilla como parece. Antes de llegar a ese punto deben combinarse diversos factores que acabarán desencadenando el brote de una nueva enfermedad, que puede desembocar a su vez, en una epidemia. Un crecimiento poblacional exponencial o un reasentamiento propiciado por crisis humanitarias motiva la ocupación descontrolada del territorio, sin planificación ni ordenación de los recursos naturales. Esto conllevará la apertura de nuevas rutas de transporte, se altera el hábitat forestal, se fragmentan los bosques, se produce la intensificación de la agricultura y la urbanización descontrolada. Estos factores pueden desencadenar el desequilbrio del ecosistema del bosque y sus relaciones interespecíficas.
Por ejemplo, existen especies de roedores vectores de organismos patógenos que pueden experimentar crecimientos exponenciales de sus poblaciones, favorecidos por la presencia humana o por la alteración de su hábitat. Estos roedores en condiciones naturales serían controlados por sus depredadores. Por otro lado, animales oportunistas dentro de la fauna silvestre como roedores, mosquitos y garrapatas se mezclan con los animales domésticos recientemente introducidos. Y viceversa, cabras, cerdos, perros, gatos, etc. son especies que pasan a ser receptoras de agentes patógenos, especialmente en hábitats alterados y fragmentados. Estas nuevas interacciones favorecen la dinámicas entre huéspedes y parásitos, ofrecen oportunidades a la variabilidad genética de los parásitos y aumentan considerablemente las posibilidades de infección.
En resumen, la influencia humana a través de su acción directa o indirecta sobre los bosques puede inducir la aprición de nuevas infecciones. Entre las numerosas funciones de los bosques se puede concluir que son fundamentales para controlar a los agentes patógenos y las enfermedades. Existe una correlación directa entre la salud de nuestros ecosistemas y la salud humana.
Fuente: B.A. Wilcox y B. Ellis - Los bosques y la aparición denuevas enfermedades Infecciosas en los seres humanos